Letras insurrectas y libres: Literatas que dan lata



Saluldos amigos y amigas, despues del hiato inesperado de la semana pasada, volvemos a la cabina de la Radio Universidad con un programa mas de su franja cultural y educativa de FIUSAC. Como todos los viernes llegamos a sus hogares, autos y oficinas gracias al enorme apoyo brindadopor nuestra coordinadora, la licda. Greysi Calderon y por supuesto con el apoyo incondicional y permanente de nuestro amigo ingeniero Murphy Paiz, decano de la faculad de Ingenieria de la USAC. En esta ocasion, en el marco de las actividades conmemortivas por el centenario de la insigne poeta Alaide Foppa, nos acompaña el grupo literario Literatas que dan lata para hablar de su trayectoria, de sus reivindicaciones y de el legado que ha representado la poesia de Alaide para ellas. No se lo pierdan junto a Walter Gonzalez y Marlon Francisco.



Les compartimos una seleccion poetica de nuestra amiga Diana Morales














Mi bosquejo - Diana Morales
Mi cuerpo es ancho como la vela
de un barco, para derrotar
al viento y al golpe incesante del mar.

Mi mente es el mar:
con furia, con melodías gráciles
de flores y fulgores,
con visiones de abismos
y luces de anguila.

Mi lengua es anguila:
eléctrica, centelleante,
caricia en arenas
y saliva en territorios de sal.

Mi lágrima tiene sabor de origamis:
Es ese lenguaje que habla y no habla,
esa ternura de poder destruir una ciudad,
contrae un invierno y un verano
y cae, como bala de cañón.

Mi cerebro fue hecho
de la bala de un cañón,
explosivo,
con el acierto de una flecha a
lo Robin Hood y con el desacierto de un
beso en un campo estelar.

Mis pies son el campo estelar
por eso el mundo nunca
me alcanza
para los pasos.

Los pasos que doy
son de lazo fuerte
y de encaje, sonoros como un tambor
toscos y cálidos como la tierra.

Soy de la tierra,
del mar, del cañón, de la sal,
de la luz y del rostro
nocturno del universo.

Yo desnuda soy el universo.


El reproche de la falda a la noche
Noche turbia de ciudades histéricas sin historia
nublas la mirada de aquella que creyendo ser
el ave más hermosa y de alas blancas
descubrió su reflejo en el charco de orín
de una esquina, cruzando la avenida.

He visto hombres hambrientos de poder
y mujeres ambicionar la belleza
que ni Dalí con su Gala podría haber creado.

Y he visto al infierno unirse con el cielo
diagramando la falsedad y el cliché
de la portada matinal.

Descubrí corazones muriendo
bajo el cáncer de la indiferencia.
Vi bajo el velo del amor entregado,
la mentira que sabe a banquete
de dioses de latón y aserrín.

Yo sé que me quieres esbelta,
yo sé que me quieres siendo yo,
pero de 1.80, rubia y soltera.

Mi compromiso no está en la cocina,
mi compromiso yace en un mundo
cegado por la ambición y la opulencia.

Mi rebeldía de zapatillas viejas
no encaja con tu estupidez
de feminidad, arete y perla.

Me detestas por darle la espalda
a tu nombre bonito
y abrirle los ojos estrellados
a un Van Gogh sin oreja
y una Plath suicida.

Soy la estadística de los noventa,
de los sesenta,
y de los siguientes noventa,
a quienes luce mejor amar.

Pero soy yo quien respira.


La plaga del Amazonas

Pincha la bruja con su uña de cardamomo y diamantina
la barriga del río,
pues las pirañas hierven en las orillas
y traen en sus fauces, su estulticia.

Los aldeanos gimen,
las embarazadas abortan,
se cubre el alba de añil mentira,
sayos de pellejo y honra fúnebre.

La chiquilla tomó su navaja
y rapaba a su muñeca favorita,
mientras le contaba sobre su soledad
de cartas y fanales,
mar de perla y madreselva.

Lloraba sobre su vestido de tul
al caer la tarde,
cuando el ocaso empuja
a sus títeres negros para danzar
al son de Rimbaud y su flauta de asbesto.

Yo la veía desde mi habitación,
en donde me encorvaba por
ser concubina de Sísifo y la conjuntivitis
aceleraba mi ceguera post-guerra.
No hay nación que sobreviva
entre marcha de maletines piel de zángano
y documentos Prêt-à-porter.

Así decía el Gran Corregidor.

¿Acaso no ves mi laguna
hecha de lirios de papel y delfines
de agua dulce?

-Eres mi mejor amiga. Pero no confío en ti.-

Hoy es noche de Talk Show.

Y volvía al Amazonas todas las mañanas,
regresaba con el pie fracturado por la cuasi noche
del tigre y el jade,
el viento desplegaba su velamen
gritándome ¡Vamos!

La niña seguía con sus mensajes
en botellas de licor avinagrado.

El bombardeo.

El andar sobre campo minado.

La amputación.

El juego de la cábala.

Ella que dijo haberse aburrido de esperar.

Y yo le dije que me aburrí de estar aquí,
contando cadáveres y espulgando féretros.

-¿Aló?-

Sonido de llamada interrumpida: Tu, tu, tu, tuuuuuuuuuuuuuuuu

El cáncer podrá comer entrañas,
pero no digiere voluntades.






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