Un enorme gusto saludarles amigos y amigas amantes del arte, fieles escuchas de la franja cultural y educativa de la FIUSAC en la Radio Universidad. Cada semana por los últimos cuatro años nos hemos propuesto ser su opción favorita para conocer mas sobre poesía, opera, teatro y escuchar a los artistas guatemaltecos que nos entregan su talento. Con el apoyo que nos brindan la licenciada Greysi Calderón coordinadora de la franja y el ingeniero Pedro Aguilar Polanco decano de FIUSAC es que podemos presentarles un espacio de calidad, entrega, amor y respeto por la cultura, de la mano de colegas artistas, gestores culturales y por supuesto activos integrantes del medio artístico guatemalteco. Eso nos distingue, somos artistas hablando de arte, de lo que nos gusta y hacemos, por eso nuestro éxito y su preferencia cada semana! Y en agradecimiento les entregamos siempre lo mejor de nuestra labor.
Esta semana contaremos con una presentación de un bello poemario en primicia a través de la cabina de la Radio Universidad!! El libro Yo soy Pasión de la escritora Begoña Bravo se presentara físicamente el 4 de febrero en la Embajada de México pero gracias a los lazos de amistad entre poetas, la tendremos previamente para conversar sobre los pormenores del libro, de la presentación y para que nos comparta sus versos al aire. No se lo pierdan al lado de nuestros queridos Walter González y Rómulo Mar en la cabina, ya que Marlon Francisco andara cubriendo el musical Rent en Soloteatro.
He aquí una reseña del libro escrita por Jorge Carrol:
¡Vaya tarea
comentar la poesía de Begoña Bravo, teniendo frente a mi sus poemas!..
No soy un
adulador de luciérnagas, tampoco un crítico con amplios
conocimientos como los de Julia Kristeva o Alberto Manguel. Soy apenas un
lector de poesías de tiempo completo, que suele leer un poema antes de dormir.
Comencé a leer
poemas de Begoña Bravo, lo confieso, después de admirar las hermosas fotos que
los ilustraban, hasta que poco a poco puede suprimir las imágenes por las palabras
que me conducían casi inexorablemente a una denuncia por la pérdida de un amor.
Begoña juega con
las palabras en que sus raíces provienen a veces de la península Ibérica y en
otras de las calles de Buenos Aires. Los bautiza con en ocasiones con un verbo
transitivo (“Cohonestar”) para justificar, como dice el diccionario, “una apariencia
honesta, de justa o buena, a una acción indecorosa o a otra cosa
que no lo es”, ¿y para qué?, para desnudar sus
“ganas de amar” a quien inútilmente la quiere olvidar.
Y en este juego de
decir (desnudarse sería la palabra adecuada) su pasión, Begoña se desgarra
en una sucesión donde el goce del poema no está
en la misericordia sino en el abandono del ser amado.
“…en llegadas
tarde, caminando con / fuerza de adoración truncada a / voluntad, en
zarzal eximido, próximo / al subterfugio de evasivas, que
enseñan / a discernir, cuando fue pasión.... “
He leído repetidamente los seis
poemas que Begoña tuvo a bien enviarme y asumo su dolor: “…lo malo, es
el despotismo / sin escotar, es la cortapisa de / la honestidad, que
borda mentiras / sin escamotear, la escolta de las / encrucijadas… “
Asumo en su
poesía raíces de su estancia en La Reina del Plata (“ante una
vitrola que llora, / despeluco recuerdos que / son saña en la memoria…”), de
igual forma que su desesperada confesa enunciación (“Después de
haberte amado / como amo, hoy tampoco / escucharé tu voz”).
Begoña
Bravo es como tantos poetas su propia psicoanalista y no sé si ello es
bueno o malo y sufro por las imágenes que afloran de sus versos (“Sobre
el lecho que refleja la libertad / de la boca que vuela desde la
sonrisa / a la avidez que reclama la suavidad / de la catarsis
atrevida desde mi pluma / al arrebato de los
deseos adolescentes / cuando ya somos vetustos.“ )
Y en su lucidez
poética Begoña va más allá al declarar: “Amar, palabra etérea, cuando
de dos, / es uno el que quiere y decide dejarse
adorar, / sin secuela ni consecuencia“; lucidez desgarradora que
obliga una y otra vez al lector a compartir que la amistad devora al
amor: “Al final del camino nos comió la amistad y
feneció el / equilibrio del delirio que se quema en el leño del
hogar / apagado en porcelana fina de esparto cercano a
las sábanas / viejas que plenas de blancura no dejaron de ser pureza de
/ agua bendita mancillada…”
Begoña Bravo
no escribe sobre la rosa, como lo aconsejó Vicente Huidobro, la hace florecer
en sus poemas que hay que leer como si fueran sus pétalos,
porque para Begonia la poesía es una cuestión de vida o muerte.
Jorge Carrol / octubre 24
de 2015
Gracias Marlon, preciosa reseña de tu presentación y grandiosa la reseña de Jorge Carrol bailando entre las letras de los poemas, aprecio el cariño de ambos y aprecio mucho compartir con tu audiencia la que se es exquisita en el gusto poético, los abrazo y bendigo desde mi alma a su corazón.
ResponderEliminarDesde ya les aúpo y les abrazo, aunque no este ahí físicamente de corazón si les acompaño y espero poder aplaudir en primera fila el día de la presentación en la Embajada de México. Mucho cariño!!
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